Ingredientes para la masa:
2/3 taza (150 gramos) de mantequilla sin sal bien fría
6 cucharadas (90 gramos) de manteca bien fría
3 3/4 tazas (415 gramos) de harina sin preparar
1/2 cucharadita de sal
No más de 8 cucharadas de agua o jugo de manzana*
*Digo “no más” porque esta es la cantidad máxima de líquido que debes utilizar. Como explicaré en el procedimiento, no es necesario utilizar todo el líquido.
Ingredientes para el relleno:
1 Kg de manzanas (las que prefieras. Para más detalles, vuelve a leer lo que arriba escribí sobre el relleno)
1 cucharada de jugo de limón (cualquier tipo de limón)
3/4 taza (170 gramos) de azúcar blanca
2 cucharadas de harina sin preparar
1 cucharadita de canela en polvo (si no eres muy fanático de la canela, puedes usar 1/2 cucharadita)
Ingredientes opcionales para pincelar:
1 huevo
2 cucharadas de leche
Procedimiento:
1. Corta la mantequilla y manteca en cubos pequeños (del tamaño de un dado) y colócalos en un recipiente en la refrigeradora. Si estuviesen muy suaves, mételos a la congeladora por 5 o 10 minutos hasta que estén firmes. Es muy importante comenzar la masa con mantequilla y manteca bien frías; de lo contrario, se van a derretir durante el proceso y la masa quedará fatal.
2. En un recipiente grande mezcla la harina y la sal. Si no tienes una balanza, utiliza la técnica mostrada en el post del queque de plátano para medir la cantidad de harina. Si colocas demasiada harina, no vas a poder formar la masa.
3. Agrega la mantequilla y la manteca a la mezcla de harina y sal. Utilizando un estribo o un par de cuchillos, “corta” la mantequilla y manteca. Continua hasta que la mezcla tenga aspecto de pan rallado, más o menos como se ve en la foto.
4. Utilizando una botella con atomizador (o salpicando ligeramente con los dedos si es que no tienes una), agrega poco a poco el líquido que estés utilizando (agua o jugo de manzana) y mezcla con un tenedor.
No es necesario que incorpores todo el líquido, solo agrega lo necesario para que la masa se quede pegada al apretarla, como se muestra en la foto. Para darte una idea: de las ocho cucharadas de líquido que coloqué en mi botella, esta vez solo utilicé la mitad.
5. Esta vez te voy a mostrar otra forma de hacer la masa. Si prefieres prepararla como lo hice para el pie de limón, divídela en dos y colócala en dos bolsas grandes y sigue las instrucciones que indiqué en ese post. De lo contrario, voltea la masa sobre una superficie ligeramente enharinada. Si tienes una tabla de picar grande (¡que no huela a cebollas!), puedes utilizarla para que sea más fácil limpiar al terminar.
6. Presiona la masa con los dedos hasta que formes una bola. Córtala por la mitad, forma dos discos de aproximadamente 10 a 15 centímetros de diámetro.
Envuelve cada uno por separado en plástico (o colócalos en bolsas individuales). Mételos a la refrigeradora por lo menos durante una hora.
Sabrás que están listos cuando se sientan ligeramente firmes.
7. Mientras se enfría la masa, prepara el relleno. Pela y saca el corazón de las manzanas.
Córtalas en rebanadas bien delgaditas. Colócalas en un recipiente grande y báñalas con el jugo de limón. Mezcla bien.
8. En un recipiente, mezcla el azúcar, las dos cucharadas de harina y la canela. Agrega esto a las manzanas y mueve con cuidado (para no romperlas) hasta que se vea uniforme. Reserva mientras estiras la masa.
9. Ahora sí, precalienta el horno a 190ºC (375ºF).
10. Saca uno de los dos discos de masa de la refrigeradora. Si estás utilizando el método de la bolsa, procede como indiqué en el post del pie de limón. De lo contrario, enharina ligeramente la superficie de trabajo y coloca el disco de masa encima. Usando un rodillo enharinado, estira la masa, gírala y sigue estirando, levantándola de vez en cuando para que no se pegue y enharinando conforme sea necesario. Si la masa está muy dura, caliéntala un poco con las manos para que sea más fácil de estirar.
Una vez que llegues al tamaño de tu molde (más un extra para los lados), levántala cuidadosamente usando el rodillo para ayudarte.
Colócala en el molde y presiona bien por todos los lados. No te preocupes por los excesos que queden colgando.
11. Vierte el relleno sobre la masa y espárcelo bien. ¡No te olvides del “juguito” que queda dentro del recipiente!
12. Repite el paso 10 con el otro disco de masa. Esta vez, utiliza un cuchillo para hacerle unas rajaduras en el centro, para que el vapor pueda escapar al cocinarse.
13. Una vez “cerrado” el pie, corta el exceso de masa dejando entre uno y dos centímetros adicionales.
Presiona todo el borde y “voltéalo” hacia abajo para que no se abra en el horno. Luego, puedes decorar el borde como prefieras: apretando con los dedos para darle “curvas” o utilizando un tenedor para hacerle rayas.
Debe de quedar así:
14. Si gustas, utiliza un cortador de galletas para cortar la masa que te sobró y decorar el pie. Este paso es totalmente opcional.
15. Si quieres que te quede doradito, bate un huevo con dos cucharadas de leche y pincela la masa.
Si no tienes una brocha de repostería, puedes utilizar los dedos. No vas a utilizar toda la mezcla, solo la cantidad necesaria para pincelar la superficie del pie. ¡Una sola capa basta!
16. Mételo al horno por aproximadamente una hora. Sabrás que está listo cuando veas una especie de caramelo burbujeando por las rajaduras. Si se empezara a dorar demasiado, cúbrelo con un pedazo de papel platina (alumino). Es importante que no saques el pie de manzana del horno hasta que esté burbujeante. De lo contrario, la harina que pusiste en el relleno no tendrá tiempo de cocinarse y te quedará aguado por dentro.
17. Saca el pie de manzana del horno y déjalo enfriar (de preferencia sobre una rejilla) por lo menos durante hora. Yo sé que la tentación es muy grande, pero al dejarlo enfriar el relleno podrá estabilizarse y cuando lo cortes estará firme. Si lo cortas antes de tiempo, se aguará.
Sírvelo tibio o a temperatura ambiente. A algunas personas le gusta acompañarlo con una bola de helado de vainilla, pero solo es perfecto. ¡Espero que te guste!
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