Cuando vi en los estadios cómo los sudafricanos comían carne seca, por un momento imaginé a un hincha peruano comiendo charqui en la tribuna. Aquí, los trozos de bife empaquetados se venden como pan caliente a 40 rand (unos 5 dólares) la bolsita de 200 gramos.
La costumbre sudafricana es sentarse a ver los partidos con uno o dos paquetes por persona, tal como sucede en nuestro fútbol con las bolsas de maní con cáscara o la tradicional canchita salada.
El sabor del bife seco es suave, no es muy salado, pero es un poco grasoso. Para mi gusto, sería ideal para un piqueo acompañado de algún aperitivo, aunque la tradición de este país es la que manda. Si bien la mayoría que consume esta carne seca es sudafricana, los asiáticos son los extranjeros que más se han adaptado a esta costumbre.
La presentación que tiene más demanda es el bife cortado en lonjas como pequeños pedazos al estilo del prosciutto aquel jamón crudo que tanto les gusta a los europeos. Otra presentación de la carne seca sudafricana es en tiras largas, tipo cabanozzi.
En el Perú he visitado incontables veces los estadios de la sierra, y nunca he visto que en las tribunas se coma charqui, que es carne deshidratada –de llama o su derivado de res- que es la que acompaña habitualmente el clásico y delicioso olluquito.
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